(OPINIÓN) Por Álvaro Acevedo Alejada de los focos, la cara oculta del toreo conserva historias hermosas ; tan hermosas que quizá estén condenadas al fracaso. Este perro andaluz ha observado con una sonrisa melancólica el glamour de la Feria de Olivenza , aquella idea genial de Pepe Cutiño que, pasado el tiempo y desembarcados los trasatlánticos del negocio, no digo yo que vaya a morir de éxito, pero sí que ha perdido el toque romántico que le daba aquel emprendedor a pecho descubierto. Muy cerca de esa ciudad bella e indecisa, de una tierra que a veces no sabe si es España o Portugal , dos aventureros libran una batalla contra el destino y nadie, salvo la vida misma, será capaz de detenerles. Cuando Paco Ruiz conoció a aquel principiante llamado Tomás Angulo ya andaba en silla de ruedas por el mundo, pero toreó Angulo tan requetebién a aquel becerrote de su debut, que Paquito empezó a llevarlo a tentaderos y terminó por apoderarlo. Luego, el debut de novillero, los triunfos en la...