DANIEL DE LA FUENTE, BROCHE DE ORO A UN GRAN FESTIVAL

Por Álvaro Acevedo / Foto: Antonio Delgado Roig.

Mientras nos morimos o no nos morimos la cosa se va normalizando. En torno al soberbio ‘Congreso de Aficionados Prácticos’ de Aracena hubo un festival a modo de plato estrella. La plaza pintada muy blanca, una banda que sonaba bien, bienestar en la sombra y el castillo de Aracena de fondo. Estas cositas, con la que todavía está cayendo, a mí ya me bastan.

Además el ambiente era fetén, de buenos aficionados y toreros con muchas ganas, cada uno dentro de su estilo, y aunque la plebe siempre está ávida de sangre, yo en los festivales siempre veo la parte buena. El cartel era de seis actuantes, otro detalle básico para no estar sentado en la piedra cinco horas, y además el ganado dio mucho juego. Por ejemplo el de Leonardo, con el hierro de El Capea, que se movió con ímpetu y bravura, y con el que el jinete extremeño probó caballos nuevos. A todos los que sacó, galopando de costado, dando piruetas, llegado a los terrenos del toro en los embroques… les vi buena pinta. Y él, dispuesto aunque con esos aspavientos propios de la mayoría de rejoneadores, cortó dos orejas tras soberbio rejón de muerte.

Cómo es habitual, yo venía con ganas de ver a Juan Ortega y nada. El toro de Sorando no valió y Juan, además, pegó su correspondiente mitin con espada y descabello. Mataron muy bien en cambio Dávila Miura y Daniel Luque, que también cortaron dos orejas. Eduardo además toreó con largura y buen trazo a un bonito ejemplar de Núñez de Tarifa que se abría el solito, sin necesidad de que lo desplazaran; y Luque, relajado y en plan de gran torero, le hizo cosas de categoría a su oponente, de Zacarías Moreno, acobardadito pero humillando una barbaridad.

Aunque luego tuvo que descabellar, también hizo como está mandado José Garrido la suerte de matar. Su novillo era de El Parralejo y tuvo al principio buenas embestidas por el lado derecho, si bien luego se le acabó el motor. A Garrido, no obstante, le sirvió para ejecutar un precioso quite por chicuelinas y luego, una faena notable, destacando algunos pasajes de su toreo en redondo

Cerrando plaza, salió a revientacalderas Daniel de la Fuente, con lances de rodillas a un novillo de Domingo Hernández que desde la primera arrancada anunció que sería de revolución. Pero el chaval hizo lo más difícil, estar a su altura, cuajando un faenón a base de series largas, ligadas, ralentizando los muletazos, bordándolo en los ayudados, tremendo en los circulares… Con toda la plaza pidiendo el indulto cuando Daniel montó la espada, hubo de seguir toreando por aclamación popular en una especie de segunda faena en la que el animal todavía embistió con más clase y entrega, que ya era difícil, y en la que Daniel de la Fuente todavía rayó a una altura superior, llevando la embestida cosida a su muleta, muy despacio, en redondos y, especialmente naturales, portentosos de ritmo y temple, pero ahora además toreando con clase. Ante la inflexibilidad del palco entró a matar, metiendo la espada al segundo intento, y cortando los máximos trofeos mientras el excepcional ejemplar de Domingo Hernández fue premiado con la vuelta al ruedo póstuma.

Fue el broche final a un gran festival organizado por la empresa Iberia Toros, formada por Luis Miguel Pombeiro, Joaquín Domínguez y Luis Garzón, hermano del ya célebre por sus hazañas, José María Garzón. Al nuevo habrá que empezar ya a boicotearlo, que si no luego pasa lo que pasa…

 



Ver Fuente

Entradas populares de este blog

Enrique Romero: Conozcamos las partes de una plaza de toro

Los pases taurinos

El traje del rejoneador